El sutil arte del chamaqueo

El ciclo eterno de chingar y ser chingado

antonio vazquez
5 min readJul 16, 2020
Photo by Jezael Melgoza on Unsplash

Chamaquear. Etimología. Del náhuatl chamaco (“mozo”). Engañar a una persona por vía legal o verbal, abusando de la buena fe y la ingenuidad dentro de los asuntos de negocios, políticos o administrativos.

Donde crecí decíamos chamaquear todo el tiempo. Es una palabra que reconoces y de la que tratas de cuidarte, aplaudimos al que chamaquea, nos burlamos del chamaqueado. Conforme descubres que es un recurso utilizado por todos tus cercanos, desarrollas estrategias más elaboradas para practicarlo. Porque de la experiencia aprendes, aunque, por muy chicho que seas, siempre habrá uno más abusado (y abusivo) que tú. Una vez, ya grandecito, un señor me pidió en la calle indicaciones para llegar a las oficinas de la lotería nacional, le dije que no tenía idea pero insistió en que le ayudara. Me mostró un billete de lotería junto a una impresión de los números ganadores del día.

— Mire, aquí dice que el número que traigo es el ganador, y acá está la fecha de hoy. Mire, fíjese bien — , me dijo con mucha insistencia.

Lo vi medio menso. “Si este va por calle enseñando un billete ganador de lotería se lo van a chamaquear, le voy a ayudar mejor”, pensé. Quién diría que yo sería el chamaqueado. Terminé entregándole mi celular y unos discman, con la promesa de recibirlos de vuelta cuando fuese a cobrar el premio y se lo entregara, pues, según él, no sabía llegar. Con el tiempo aprendes que la edad no te sirve de escudo para evitar ser chamaqueado, ni la experiencia, o el conocimiento.

El chamaqueo es un arte internacional que todos practicamos, aunque eso sí, los mexicanos nos hemos encargado de perfeccionarlo. El albur, las mordidas, la ley de herodes; todas breves muestras de una huella que forma parte del ADN de nuestra cultura. Amamos los tacos casi tanto como chamaqueamos o somos chamaqueados. Pero hay límites, y lo sabemos. No hay honor en quitarle dinero a un ciego, o aprovecharse de quien fue lastimado. Sacar ventaja del menos favorecido hace que el chamaqueo deje de ser aplaudido, y pierde el caracter de “válido”, se convierte en abuso. Esto no significa que no haya abusones que practiquen el engaño y la manipulación, a pesar de todo, a pesar de todos.

Existe quien lleve el arte del chamaqueo a límites ruines que atentan incluso contra la integridad humana. Los que sacan ventaja del miedo, por ejemplo, están en el nivel más bajo. Para ilustrarlo, permíteme contarte un poco sobre la vieja técnica del tehuacanazo.

Tehuacanazo: Técnica utilizada por la policía en México con la finalidad de obtener declaraciones. Consiste en agitar agua mineral — conocida comúnmente en la zona céntrica del país como “tehuacán” — para proceder a destaparlo y generar así una explosión que se apunta en dirección a las fosas nasales del interrogado, provocando que el líquido cause un ahogo momentáneo. El tehuacanazo suele ser acompañado de golpes en las costillas, hundimiento prolongado de la cabeza en tinacos de agua, o la siempre clásica descarga eléctrica en los huevos.

Estas técnicas funcionan porque el interrogado entra en estado de shock por el grado tan alto de estrés al que es sometido, que lo hace capaz de aceptar y decir cualquier cosa.

Generar tanto estrés y aprovecharlo para manipular al sometido, es una vieja práctica derivada de la teoría de la Conducción psíquica, de Ewen Cameron, propuesta a mediados del siglo pasado. Esta teoría afirmaba que, entre muchas otras cosas, cualquier padecimiento o neurosis, puede ser borrado de la mente para ser reemplazado por otra creencia, pues asumía que el cerebro es una tabla rasa a la cual se le puede eliminar información e instalar nueva sin mayor problema. Por esas fechas, a la CIA le preocupaba mucho el creciente poder que tenía el comunismo en la chaviza norteamericana, y creyó buena idea invertir en experimentos para que Cameron desarrollara su teoría, dando pie al Proyecto MK Ultra, que en un principio pretendía quitarle a los jóvenes esas alocadas ideas marxistas, pero terminó en una serie de experimentos macabros que arrojaron diversas conclusiones, entre ellas que las personas pasamos por un estado de regresión a la infancia al ser expuestos a un estrés muy fuerte. Esta regresión puede provocar desorientación, pérdida de noción espacio temporal, e incapacidad de socialización. En ese estado, resulta muy fácil manipular al paciente para que éste acepte cualquier trato, o sea capaz de afirmar lo que sea. Muy pronto esta información llegó a manos de algunos ilustres y nada queridos gobiernos latinoaméricanos como el encabezado por Pinochet, en Chile. La CIA adiestró a su policía en el manejo de interrogatorios para “hacer cambiar de opinión” al interrogado, es decir, provocarle un estado de shock mediante la tortura física y emocional (golpes, descargas eléctricas, encierros prolongados).

El tehuacanazo en la nariz tan característico del policía mexicano, es una vieja práctica heredada de los métodos de tortura impartidos por los gobiernos dictadores en Chile, Argentina, Brasil, o Bolivia, allá por los años 70’s.

Eventos traumáticos que generan una alteración importante en nuestras vidas son también causantes de ansiedad y estrés, mismos que se manifiestan al entrar en shock. La sociedad entera atraviesa por este estado cuando un evento de este tipo afecta a todos los integrantes en ella. Ejemplos de shock social pueden ser fenómenos naturales de gran impacto como huracanes o terremotos, atentados terroristas, guerras, y la pandemia por la que atravesamos actualmente.

Aprovechar la distracción generada por un evento traumático para proponer chingaderas — Chingadera: Del verbo chingar, sinónimo de molestar, fastidiar, estropear — , es uno de los trucos favoritos de los gobiernos alrededor del mundo en toda la historia de la humanidad, utilizado casi tanto como adolescente al papel higiénico. Sin distinción de ideologías. Resulta que, aunque usted no lo crea, capitalistas y socialistas tienen más en común de lo que nos enseñan en la primaria y de lo que podrían creer algunos que quedaron atrapados en ella.

Vivimos una época de regocijo para los reyes del chamaqueo. Leyes anti memes, cifras de muertos maquilladas, desaparición de organismos autónomos; todo mientras el país entero se encuentra paralizado, ya sea por miedo o de mera ansia. Sacar ventaja de una posición más favorecida pareciera un ciclo destinado a la eternidad, que sólo será roto el día en que todos los de abajo, es decir, los abusados, se unan bajo una misma causa: dejar de ser chamaqueados. Pero nos conozco, tarde o temprano el que ahora es defensor de los de abajo termina siendo el ejecutor de los engaños porque, aceptémoslo, el poder seduce y en el fondo, todos amamos el sutil arte del chamaqueo.

Fuente: The New York Times

“La doctrina del shock” Klein, Naomi

--

--